Como cada año, comprar un abrigo se convierte en un mar de dudas que acaba en forma de maratón recorriendo las tiendas de la ciudad. Nadie dijo que fuera fácil: más corto, más largo, con bolsillos, que tape aquí y tape allá. Luego el color: el negro es el gran favorito, pero este año pisa fuerte el gris y el verde botella, así que habrá que añadir más dificultad al reto.

Si podemos y queremos, vale la pena invertir en un buen abrigo: en mi opinión, un abrigo negro o camel, minimalista, sin estridencias y por la rodilla nos puede durar muchos años y es un básico de fondo de armario para toda la vida.

Aunque siempre nos quedara el adorado low cost y sus propuestas más apetecibles para este invierno ( no tan bueno, pero bonito y barato):

Gracias por estar,

Silvia.